Yo que soy de la vieja
escuela, no mucho pero un poco sí, me acuerdo cuando los dorsales de los
jugadores iban del 1 al 11 en el
campo y los jugadores usaban el que les tocaba, así pues un fin de semana era
un jugador el que llevaba el 7 y al
siguiente lo llevaba otro, normalmente jugaban los buenos, como ahora, pero no
tenían asignado un número en la camiseta para toda la temporada. Cuánto daño
han hecho las marcas deportivas para vender camisetas.
En fin que del 7 al 10 van el 8 y el 9 por en medio y resulta que pasamos de
la explosividad, genialidad, velocidad e incluso electricidad
del jugador que llevaba el número 7,
reservado al media punta, a la elegancia,
creatividad, visión de juego y saber estar del número 10. El 8 y el 9 se reservan para los que deben hacer
el tránsito entre estos dos número y
así el primero se encarga de endulzar lo que ha hecho el 7 y llevarlo con buen trato hasta el 10 o ponerla en el área y así el 9 se encarga de materializar todo lo que le llega a su posición de delantero centro.
Con este baile de números
parece difícil de entender, pero traducido al campo de juego podemos ver como
esos que llevaron o llevan el número 7
a la espalda cumplían perfectamente alguna o todas las características antes
expuestas, dígase Kopa, Amancio, Juanito, Butragueño… Del Piero, Figo, Beckham, Cantoná… Cristiano Ronaldo
y por supuesto Raúl.
Y si llegamos al 10 no acabamos con los ejemplos desde
el más mítico de todos, Pelé hasta
el ahora rey midas Messi han pasado
grandísimos genios con ese dorsal a la espalda, como Platini, Zinedine Zidane, Zico, Roberto Baggio, Puskas, Matthaus, Ronaldinho… Ah! Por excelencia, el
mejor que mis ojos hayan visto: Diego
Armando Maradona
Solamente queda ver que
realmente entre estos números existe el compendio necesario, con la ayuda de
los otros dos, para que el equilibrio en un equipo se fútbol sea tan sólido que
no haya quién pueda con su velocidad (7), soltura(8), potencia(9) y
creatividad(10). Cuando un equipo ha sido capaz de encontrar esta línea
con un orden y criterio certero, es prácticamente imposible que alguien se vaya
a casa con su portería a cero.
En este juego con el
número de la camiseta también interviene el papel del entrenador que en ocasiones jugaba al despiste, como ahora, y es posible que hubiéramos visto a alguno
jugando con un dorsal que no correspondería a su posición natural en el campo. Pero me creo que ese equilibrio entre
jugadores y posiciones es el que marca diferencias. Lo ejemplos del Dream
Team de Cruyff o la Quinta del Buitre demuestran estas
teorías, aunque siempre habrá puntualizaciones.
En esos casos, a su vez,
me dicen que no se puede tener todo. Al primero le faltaba un 7 y al segundo un 10. La diferencia entre uno y otro es que el primero consiguió que
la pelota entrara en Wembley, en el 92,
ante un donnadie como era la Sampdoria
y el segundo no fue capaz de derrotar a aquel PSV, que era menos que los italianos, en Holanda.
Larga vida al fútbol y a
los dorsales en su sitio
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