Para los que me seguís,
los que me conocéis, on y off line y para aquellos que ni una
cosa ni otra, os diré, que tengo 41 años,
aún no, pero me quedan dos pelás, qué por desgracia para todos me gusta el fútbol, aunque me encanta poder
disfrutar de otros deportes, dígase el Balonmano,
por ejemplo, y desde aquí saludos para Alejandro
y Sergio Javaloy por su apuesta en Punto Fuerte Balonmano,
y, claro está, he practicado y vivido el deporte rey en todas sus formas.
Es decir, he jugado como todos, en la plaza del
barrio, en el cole, en competición, en torneos, de pequeño y de mayor. Me quedo
con el principio de todo cuando iba
con mi hermano mayor a jugar al hipódromo (Domingos a las 8 de la
mañana), no al que conocemos ahora, sino al que era de tierra, con porterías que usaban de red una tela metálica revestida
de plástico verde y desde eso pasando por pistas de cemento hasta el césped artificial y reinventándose a fútbol-7. Pero después de pasar la etapa
de jugador, del montón, bueno del
muy montón, incluso quedándome con consejos y aportes tan importantes de mi
hermano como una máxima, casi
indiscutible, “el fútbol es fácil”,
a saber:
Balón en banda
Ganar línea de fondo
Pase atrás
Remate a gol
Cuatro pasos
indispensables que mi hermano ejecutaba a la perfección, él hacia los tres primeros, y que yo engrandecía con el cuarto
y definitivo escalón de estas bases, que no era otro que traducirlo en gol.
Cuando la pifiaba no quiero contaros
como me reñía.
El caso es que uno se hace
mayor y de repente se decide a
convertirse en árbitro, sí, ya sé
que suena a chiste, pero con 30 años, me apetecía ver el fútbol desde otro ángulo. Sólo estuve un año, más incluso que por
el derroche físico, el esfuerzo semanal y el económico, que no era demasiado,
me detuvieron algunos problemas
personales y lo dejé. En ese tiempo me
di cuenta de la educación, o mejor
dicho, pobres enseñanzas que les damos a nuestros jóvenes, sólo pité hasta la categoría de juvenil, en las que me
llegué a ver peleas entre los
padres, pero de verdad, por una jugada o por otra, a entrenadores pidiendo al
niño de 7 años que le lance el balón al contrario cuando se pone delante del
balón en el saque de una falta, para forzar un amarilla, y en otras circunstancias, en un partido de infantiles,
ver como otro entrenador pretende jugar al fuera
de juego, en un campo de fútbol 11 y tan sólo yo para ver dicha jugada
desde una óptica bien distinta a la de un juez de línea. Experiencia positiva, aprender a fin de cuentas.
Y todo esto que os cuento
es para deciros que a partir de septiembre
voy a realizar el curso de monitor de
fútbol sala base que se desarrollará en Petrer del 2 al 27, organizado por la Federación Valenciana de Fútbol y
que me permitirá entrenar hasta la categoría de cadetes y que me hace una gran ilusión.
No sé si llegaré a ponerlo en práctica
o si solamente me servirá para seguir aprendiendo,
pero desde luego es el último paso que me queda para ver el fútbol.
También he tenido la
oportunidad de poder ver el fútbol desde dentro como locutor, comentarista, colaborador… Con todos los respetos para
los profesionales de esto, y como en
todo lo demás he aprendido de ellos.
Bueno he dejado de nombrar
que también veo el fútbol como espectador,
pero esto no voy a dejar de hacerlo y seguiré aprendiendo, aunque creo que
pocas cosas buenas me da.
Larga vida al fútbol y a
los entrenadores.
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