domingo, 17 de abril de 2016

La parte decisiva de todo



El fútbol es una caja de sorpresas, o no, según se mire. El caso es que hace cosa de un año el mundo futbolístico rendía pleitesía al imparable Barcelona del brillante y magnifico Luis Enrique y nadie conocía, ni yo mismo, a un equipo que deambulaba por el último puesto en la tabla de la Premier

Todo el fútbol mundial ha seguido a pies juntillas la travesía del mejor equipo de Europa, porque así es como se coronó en Berlín hace poco menos de un año, y como pasaba por encima de todos sus rivales y seguía ganando títulos de la mano de un ejemplar entrenador, con unas dotes de mando excepcionales y un manejo táctico genial. Aquel equipo de la Premier salvó la categoría de milagro.

Llegados a este punto el súper equipo continúa devastando a cada equipo con el que se enfrenta y progresando hacia lo que va a ser, sin lugar a dudas para algunos, el colofón a la etapa más gloriosa del barcelonismo, después de un inicio de siglo espectacular, esta iba a ser la coronación del mejor club de la corta historia de este siglo (solo 16 años, no  en 100 años como otro club que si ha sido coronado como mejor club del Siglo XX) El pequeño equipo de la Premier, empieza a dar la nota.



Pero el caso es que las competiciones no acaban en febrero, sino que acaban en mayo y ahí a alguien le ha fallado el cálculo. El grandioso Luis Enrique, que hace un año había planificado una temporada perfecta e idílica en cuanto al físico de sus jugadores se refiere y en cuanto a las rotaciones, resulta que la receta este año le ha fallado ¡Cachis! Incomprensible ¿no? ¿Cómo es posible que la misma fórmula que funcionaba hace menos de 365 días ahora es un fiasco? Ese equipo que era el último de la Premier, con su trabajo y disciplina, ahora es el primero.

Seguramente la clave del asunto está en que no todo es oro lo que reluce. Ni el Barcelona es la máquina imparable que se vendía durante todo este tiempo, y yo también soy de los que pensaba que era muy difícil que bajaran el pistón, ni ahora son unos insurrectos que no creen en el mendrugo de Luis enrique, cosa que de todas manera sucedería con el tiempo.

La explicación que doy me parece coherente. Tienes una plantilla de gente que llevan 10 años jugando juntos (o más), con retoques y con cositas, que se conocen perfectamente, que emplean un método reconocible y no por ello menos efectivo, que sus entrenadores han empleado el mismo sistema, pero no solo desde Guardiola, Rijkaard usó el mismo pero tuvo menos fortuna o menos carácter, y Luis Enrique solo tenía que bendecir el suelo que pisaban algunas de sus estrellas, poco más, menos rollos de rotaciones y tonterías. Al final, todos estos llegan al convencimiento de que con muy poquito, hacen lo que quieren, y el entrenador transige, como un pelele que consigue ampliar su palmarés, no mejorar como entrenador. Por la otra parte, ese equipito de la Premier, con un entrenador que ha trabajado los sistemas y mentalizado a sus jugadores, ha ido avanzando pasito a pasito, y está a punto de ganar un título, si los árbitros le dejan, claro.

Se acaba la gasolina, a 600 metros de la meta, ¡Arráncalo Carlos por Dios! Pero no va a arrancar, lo único que les queda es coger una cuesta abajo, y por inercia, llevarse el título de liga y, a lo mejor, la Copa del Rey, esa que solo les vale cuando la ganan, aunque insulten y escupan al escudo y la bandera española y silben al himno.

¡Vamos Leicester! Todos en Europa somos un poco de este equipo.

Larga Vida al fútbol


@CarmeloEscudero / @FutbolScroll

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