Sin
saber si quiera el resultado del equipo frente al Numancia, escribo estas líneas para dejar el mal rollo que supone escuchar y leer a muchos rajando sin piedad
de las vergüenzas del equipo de la
ciudad, que no voy a ser yo Don Quijote
para luchar contra molinos, pero me parecen en ocasiones inmerecidas y desproporcionadas
Tenemos
el equipo que tenemos y seguimos sin darnos cuenta de ello y por desgracia para nosotros creemos que somos más de lo que realmente podemos llegar a ser. Lanzamos dardos contra el equipo y algunos jugadores y les recriminamos falta de actitud en el
empeño de defender la camiseta y algunos, que antes eran Pro-Quique-Hernandez, ahora son Anti-Quique-Hernandez, misterios sin resolver.
Partidos
como el del jueves frente a Las Palmas
no nos hacen más pequeños y, si
hubiéramos ganado, tampoco nos hacen más grandes.
Nuestra batalla es la liga y la copa
para los que se la quieran beber. Si hay que ir se va, pero que quede claro que
es porque nos obligan sino, ¿para que
íbamos a ir hasta Canarias? A comer plátanos. Porque la Copa es un cachondeo
Yo
comprendo que los partidos que realmente duelen son los del Eibar en casa o que realmente no seamos
capaces de remontar este conjunto de
malos resultados y sigamos con esta línea decreciente,
pero sigo fiel a mi pensamiento de hacer piña,
por el equipo y porque amo ese escudo.
Tenemos, entre todos, que salvar al entrenador
y que no se cometa el grave error de cargárselo.
Soy
consciente de que el riesgo de seguir con la misma tónica y no dar un golpe de timón
nos puede llevar al hundimiento
total pero igual de lo que se trata es de poner un rumbo correcto y consecuente con nuestro nivel, una velocidad de crucero que no supere lo
que dan de sí nuestras calderas, por supuesto coordinar muy bien que cada miembro de la tripulación haga lo que tiene que hacer y no le moleste el de al
lado y por supuesto, y más importante, evitar a toda costa, chocar contra cualquier iceberg.
Preparémonos
para lo mejor que está por venir
porque lo peor es lo que ahora
estamos pasando. Fe y confianza en
este equipo.
Larga
vida al fútbol, y al Hércules.
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