lunes, 25 de marzo de 2013

La Resurrección de los Muertos y La Vida Eterna


Ahora que estamos en Semana Santa, semana de pasión, el Hércules comienza su calvario, nuestro sufrimiento, se acerca el final y tenemos que apretar los dientes para llevar la cruz que nos han impuesto los dirigentes de este club en los últimos 10 años o más.  El primero de ellos el máximo accionista y seguido por Pitarch y sus secuaces que hacen cada vez más pesado el madero que hay que llevar en las espaldas.

Los aficionados tenemos aguante para eso y para más pero no podemos quedarnos mirando como a cada paso del camino espinoso y sinuoso siguen lanzando piedras sobre su tejado, o mejor dicho nuestro tejado, y atravesando al club con sus lanzas y dando de beber vinagre a todos los que quieren arrimar el hombro para ayudar en la lucha por la supervivencia y todo ello, sin ver una sola muestra de que, estos ineptos, quieran estos colores.

En todo esto vemos el final del camino con una luz divina y con la esperanza de alcanzar una vuelta a la vida después de la muerte y que realmente tengamos una bendición y seamos acogidos en una nueva etapa en la que no estén los demonios que nos persiguen ni los pecados que hemos cometido y al final estemos donde debemos y mantengamos la categoría y no seamos acogidos en el purgatorio de la segunda B o lo que sería aún peor, caer en los infiernos de la desaparición y desesperación.

Debemos de mirar al futuro con optimismo de llegar al término del camino, y de la temporada, con la creencia de que los últimos resultados son los pilares donde hay que apuntalar nuestra fe en este equipo, en este entrenador y en nuestros colores. Debemos y tenemos que seguir apoyando a nuestro equipo, a pesar de que los verdugos siguen dentro del club y con la buena nueva de la llegada al reino de los cielos y con ello la resurrección y la vida eterna, y la continuidad del equipo de la ciudad, al menos entre los elegidos de la categoría de plata.

Larga vida al fútbol, hoy sí.

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