Todos
los que algún día han/hemos sido seguidores de un club de fútbol pequeño y
han/hemos sido tentados con los sueños de creer en la posibilidad de verlo en
lo más alto de la clasificación o de una competición o levantando un título, al
final acabamos despertando y vemos la cruda realidad. No nos cansamos de soñar,
pero la ilusión se pierde y acabamos conformándonos con ver al equipo en su
estado natural que seguramente será pelear contra si mismo y no perder la
categoría o hacer posible la idea de luchar por la mitad de tabla.
Desde
siempre he sido del Hércules porque es el equipo de mi ciudad y he soñado con
verlo luchar por metas altas, sin irnos muy a la locura, jugar una competición
europea, meterse entre los 6, 7 primeros de la clasificación, y aunque a día de
hoy, se ve tan lejos como salir de la crisis, yo sigo pensando en la edad que
tengo, lo que he vivido y lo que me queda por vivir y si a mí me dicen hace 10
años que iba a ver a mi país, España, levantar la copa del Mundo, me hubiera
reído un par de meses.
Quiero
decir con esto, que en alguna conversación con un gran herculano, como és mi
amigo Gerardo del CafeDanger (www.cafedanger.com) , hemos erizado nuestro vello
corporal, pensando en la posibilidad de ir a Wembley (por poner un ejemplo)
entrar con nuestras bufandas del Hércules, con nuestra camisetas, nuestros
cánticos para disfrutar de la final de la Champions contra el Bayern de Munich…
¿Increíble? ¿Que estarían diciendo los seguidores del Alavés allá en el año 99
cuando ascendieron a primera y anduvieron un par de temporadas en la cuerda
floja, para estar en el 2001 jugando la final de la UEFA (Ahora Europa League)
ante el Liverpool en una de las mejores finales de la historia?
Si
atendemos a la historia reciente aquí no podemos ni imaginarnos algo parecido y
sobre todo porque la gestión que desde el club y sus dirigentes se hace es de
juzgado de guardia, de menosprecio a la entidad y de no querer llegar a nada
más que salir corriendo cuando se pueda, claro, con dinerito en el bolsillo, ese
que parece ser que tanto ha puesto el señor Ortiz y que yo no diría que es para
tanto. Y dejemos a los que están alrededor porque es para tirar cohetes.
Si
en alguna ocasión esto coge otro rumbo y llega alguien con sentido común, que
quiera al club y, no se me pasa por alto, que tenga dineros, vale que es
importantísimo y mas con la que cae, pero seguramente, sin tanto como podríamos
pensar, se podrían hacer mejores cosas. Soñar es bonito y yo seguiré imaginando
esa llegada a un estadio internacional con mi bufanda para ver al Hércules en
una competición Europea, o que lo vean mis hijos, o los suyos…
Larga
vida al fútbol
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