martes, 27 de agosto de 2013

El número 1 vs Iker Casillas



Me ha dado por los números estas semanas, cosas de la edad. No dejo escapar la oportunidad de hablar del primer número de la lista, el “Uno”. Ese que cuando eres pequeño no quieres llevar en la camiseta, ¿Quién quiere ser portero?, el que diga que sí, es que era raro, todos queríamos jugar de delanteros y metiendo goles, los que luego, con los años, están en un equipo van reconvirtiéndose a una posición que se adapta a sus condiciones, pero ¿de portero? Ni de coña.

Ser este número, supone también, el peso de la responsabilidad de saberse más solo que “el uno”, chiste fácil, y de no tener a nadie que te haga la cobertura, ni alguien que rectifique tus errores, y eres el centro de atención cuando el equipo contrario ataca. Si salva la situación es un héroe, pero si la pifia, es un villano.

En el caso de Iker Casillas no solo se ajusta por llevar el número uno en la camiseta, sino porque, además, es el número uno del mundo, a lo mejor actualmente no, pero es mucho mejor que algunos que tienen balones de oro, botas de plata y boca de bronce. Lástima que esté sólo, sin nadie y que no sea tan visible su aparición en un partido como la de los que llevan el balón en los pies todo el rato. Debería haber conseguido algún galardón que le reconociese que él en un segundo, hace más que otros en noventa minutos.

Pero llega un día en que el número se vuelve en tu contra, te ataca a traición y todo lo que conlleva tenerlo en la espalda por bendito, de repente, se convierte en maldición (hasta rima). Icono del madridismo y de España, salvando situaciones desde que llegó.  Aquella final de Champions contra el Leverkusen, es donde comenzó a forjar su leyenda, a costa de la lesión de un compañero (Cesar) y que si no hubiera sido por eso, ay el amigo DelBosque, que en su día también lo sentó en el banquillo, que estaría diciendo ahora, pero los “y si…”, son tonterías. Y para todos los españoles y no españoles pero que celebran los títulos de España como si lo fueran, les arrancó un trocito del corazón para hacerse un hueco, aquel día de 2008 cuando paró los penaltis a Italia, porca miseria. Como olvidar el tobillo derecho que desvió el balón de Robben en 2010. Quién no tiene en la retina su gesto de brazos al aire con la Copa del Mundo.

Lástima que el fútbol sea cruel e implacable con el paso del tiempo y los recuerdos, aunque no sería justo que viviéramos del pasado. Lo que yo entiendo es que se supone que hay que estar preparado para cualquier contingencia que te venga, porque no siempre va a venir todo de cara, y mira por donde que el amigo Mou se empeñó en “destrozar” la carrera de un excepcional futbolista y el mejor portero de la historia, que yo recuerde, y he visto jugar a Arconada. No creo que el portugués fuera el responsable total de tal desdicha y a mí me parece muy raro que venga Angeloti y también opte por no ponerlo, huele mal el asunto y me parece que el italiano y Mou no se envían Guasaps ni Lines para decir a quien tiene que poner, a lo mejor es que como es del país transalpino le tiene manía por aquella eliminación y el repaso en la final de a Eurocopa 2012, puede ser.

Creo que el grandísimo IKER CASILLAS, sí sí, con letras mayúsculas, se ha dormido un poco en los laureles y le duele quedarse fuera del equipo, como a todos, sino que le pregunten a cualquiera, y de ese sueño o pesadilla, todavía no ha despertado y por el bien de todos esperemos que lo haga. No me valen los llantos como los niños mimados y eso de que, ahora como no me pones, pues me voy, eso es de cobardes.

Es madridista, es el mejor portero del mundo, es un mensaje para los más pequeños, es el ícono español, es el que queremos que levante la décima, es el capitán para el mundial… es IKER CASILLAS


Larga vida al fútbol y a nuestro número uno.

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